Relacionar música y muerte es una cosa que viene de muy antiguo. El hombre ha tenido en el arte el conducto para expresar sus más íntimos pensamientos, ideas y sentimientos.
Las Danzas de la Muerte se relacionan con muchos territorios literarios y participan de variados tipos de arte como la pintura, la escultura, el teatro, la danza y la música. Además, se las vincula con ciertas actividades parateatrales como la mímica, la procesión, etc. En estas danzas podemos distinguir temas pertenecientes al folklore europeo y gran cantidad de otros fenómenos históricos y culturales. La idea de lo macabro comenzó a surgir y como en el dies irae en el siglo XIX tuvo repercusiones musicales con la Danza Macabra de Camille Sain-Saens.
Está basada en un poema de Hernri Cazalis, que describe a la Muerte (con mayúscula) tocando el violín a media noche sobre una tumba. A sus ritmos acuden los esqueletos de los muertos para danzar. Es una viva melodía a ritmo de vals francés. El canto del gallo que anuncia el día hace que todos se retiren a sus tumbas aterrorizados, volviendo la calma en la noche. Para la afinación del violín que toca la Parca, Saint-Saëns utiliza una forma especial: la primera cuerda la afina en mi bemol en lugar de mi natural con lo que da una sensación de ambiente tétrico.
Tenemos esta versión de 1929
Y esta otra de 1937
y esta versión de 1982
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